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COLECCIONES

INTEMPESTIVOS
Ariel Pennisi & Adrián Cangi

Llamamos a esta colección de ensayos de intervención vital y política "Intempestivos". Puede ser intempestivo un gesto anónimo o intempestiva una revuelta popular. Pero un escritor sólo podrá ser llamado con este nombre si se permite desoír su presente para oír entre las filigranas de un tiempo amplio. Gesto que atrae el vértigo porque dispone al que lo encarna en el intervalo de un salto, por encima de los modales de la época y entre las fuerzas de la vida como potencia mayor. Sus actos oscilan entre las huellas del estilete y la humildad clandestina. Vive como en un trance, tomado por una sensación de lejanía en lo más cercano. Lejos de consagrarse por su condición intelectual o su erudición, transmite la calma que sigue a la tempestad. Su palabra hiere porque instala un "futuro anterior" en el presente. Violencia provocada por una sensibilidad que ya no puede volver atrás sin lanzarse hacia el porvenir. Figura que parece repetir una y otra vez que no se trata de fundar sino de sentir y pensar nuevos modos de vida. Festeja su existencia vital volviéndose contra su tiempo, socavando el mandato de la época con un deseo ferviente de apertura. Intempestivo es aquel, que entre abismos y en proceso vital, vive con ligereza tempestuosa. Se dirá por fin que ve más allá a través de las marcas de una práctica material, que ama la vida como una fuerza de mutación y prepara a sus contemporáneos para la risa irónica. Su anuncio lo aleja del poder, su canto no obedece a los estados de cosas ni a las cosas del Estado.

Convocamos en esta colección un pensamiento forzado a pensar por la violencia de los encuentros materiales más que por la buena voluntad. Capaz de decir para sí "soy el amante más que el amigo", "soy el arte de incidir más que la docta filosofía". Autonomía es el problema que se extiende como fondo, como bajo continuo a quien se ocupa en cuidar la memoria y en desmantelar ilusiones. Autónomo es aquel que sabiéndose parte de lo común, avanza en compañía de sus propios cuidados. Reconoce en su autonomía ética observar desde lejos a los hombres, los ambientes y las cosas que por éstos circulan reteniendo su imagen y simultáneamente huyendo de ella. Autonomía es la cualidad de aquellos que vuelven simples y fabulosas las propias palabras. Auténtica y perfecta expresión del extranjero que trama de manera indisoluble memoria y soledad. Su ojo avizor es insomne frente al olvido, aunque sabe que sólo el olvido necesario podría reportarnos un goce verdadero. Suyo es sólo el poder mirar de lejos sin poseer lo que mira. No hay falla alguna en no aferrarlo, se trata de un rodear y medir las cosas entre un objeto escurridizo y su fabulación. La palabra autónoma es de soberana osadía, porque posee el valor del naufragio, en tanto ha cortado amarras reclamando la vastedad de lo infinito sin renunciar a la multiplicidad finita. Sin ninguna disposición a ser llevado, vacilante, el intempestivo ejerce su autonomía sin calcular el desenlace. Con su gesto de estilo hace dudar. No concede descanso alguno, invoca un recuerdo del presente.


León Rozitchner
Osvaldo Bayer