BATAILLE
La insubordinación de los materiales, los textos que sin pausa acumuló Bataille sobre ciertos temas que eran la vida misma para él, me sugirió la forma de la travesía, la conexión de puntos, de tachaduras, de libros subjetivos con ensayos y observaciones sociológicas, de novelas con reflexiones de raíz filosófica… de mí con él. Me separan de Bataille: las épocas, la formación, los idiomas, su rechazo de la poesía y su fe en la crítica de lo social, su experiencia religiosa infantil, mis supersticiones literarias, dos erotismos diferentes. Me unen a Bataille: el pensamiento dominante de la muerte, la creencia en el contagio de lo íntimo, el uso no filosófico de los filósofos, el amor a la poesía y a su revolución permanente. Leer a Bataille no es un aprendizaje, sino una experiencia. Todo cambia, o puede cambiar, en esa travesía que además se excede siempre, casi prosigue, persigue a quien la emprende.
Quisiera que el lector de estas páginas percibiera la intensidad de mi experiencia de leerlo, y que entonces volviera a la suya, a su propio acercamiento y a su propio distanciamiento del amigo Bataille. Un amigo: a veces no estoy de acuerdo con él pero siento que sin él todo lo que pienso y escribo tendría menos interés para mí. “–¡Pero si está muerto!...” –podrían contestarme. Precisamente, ése es un problema que toda vida debe enfrentar..